jueves, 10 de mayo de 2012

Argentina aprueba la ley de la eutanasia

¿Qué es la eutanasia? Se cree que hay una porción de la sociedad en general que no sabe qué es, también hay una parte de ésta que conoce sobre el tema pero no le da importancia, ya que para muchos es un tema de difícil abordaje al debate.
La eutanasia se conoce como la acción o inacción para evitar sufrimientos a personas próximas a la muerte, se dice que puede ser llamado como “morir sin dolor”, lo que esto plantea es acelerar la muerte a personas siendo éstas consientes o no de lo decidido.  El objetivo es evitar sufrimiento intolerable o la vida artificial al paciente enfermo. Para que la eutanasia sea considerada como tal, el enfermo debe padecer una enfermedad terminal o incurable, y en segundo lugar, el personal sanitario debe contar expresamente con el consentimiento del enfermo.
Debo aclarar que esta ley no solo es para pacientes ya enfermos, sino que una persona que goce de buena salud también puede aclarar que si existe el caso de tener en un futuro una enfermedad terminal decida sobre qué tipos de tratamientos está dispuesto a sobrepasar y cuáles no.

El día de ayer, en Argentina, se aceptó la ley de Eutanasia, lo que se planteó en esta nueva ley aceptada, no es  el suicidio asistido ni la eutanasia propiamente dicha, como en algunos países de Europa está aceptado. El objetivo de esta nueva ley sancionada es permitir que pacientes en fase terminal puedan negarse a recibir tratamientos médicos. Se aprobó por unanimidad la ley llamada: Ley de “muerte digna”, que permitirá a pacientes con enfermedades terminales negarse a recibir tratamientos médicos que alarguen la vida de manera artificial del paciente. La nueva ley permitirá que enfermos terminales, en estado vegetativo o en agonía, y sus familiares, pidan detener los tratamientos médicos que alarguen la vida artificialmente.
A partir de ahora, los pacientes terminales en Argentina podrán rechazar procedimientos, cirugías y medidas de soporte vital “cuando sean extraordinarias o desproporcionadas en relación a las perspectivas de mejoría”.

La nueva normativa legal también especifica que ningún médico será penado por cumplir con la voluntad del paciente, quien podrá dejar establecido su deseo de manera anticipada a cualquier tipo de enfermedad que pueda sufrir.
A fines del año pasado, había ocho proyectos: uno en la cámara de senadores, tres en diputados, cuatro en la legislatura porteña. La mayoría comparten la idea de crear un Registro Público de Voluntades Anticipadas para que la gente exprese su deseo previamente, una suerte de testamento por si algo malo ocurre en el futuro. Y se da la posibilidad de decisión a padres y responsables en el caso de menores y pacientes incapaces. Todos también comparten un mismo espíritu: el de decir un no rotundo al encarnizamiento terapéutico, que no es otra cosa que seguir probando variantes a niveles desmedidos en pacientes que no responden a ningún tratamiento.
Se presentó el proyecto ayer a la tarde. “El proyecto está pensado en función de conceptos tomados de la bioética y la legislación internacional existente”, explica Juan Carlos Vega, diputado del partido de la Coalición Cívica. Habla de la creación de este Registro Público de Voluntades Anticipadas. Aclara que “la declaración tendrá una validez jurídica médica de 5 años desde la fecha en que ha sido extendida, y podrá ser revocada tantas veces se quiera”.
Debo aclarar que esta ley no solo es para pacientes ya enfermos, sino que una persona que goce de buena salud también puede aclarar que si existe el caso de tener en un futuro una enfermedad terminal decida sobre qué tipos de tratamientos está dispuesto a sobrepasar y cuáles no.

María Sol Marino

2 comentarios:

  1. creo que es una ley bastante discutida, pero que cuando se vive en carne propia una enfermedad incurable de un pariente, lo que el desea y los que le rodeamos es verle bien pero al mismo tiempo no queremos que sufra por lo que muchas veces es preferible que descanse con la muerte.

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  2. Estoy completamente de acuerdo.
    El derecho a vivir como a morir lo debería decidir la propia persona. El derecho a no sufrir y a morir en paz, debería ser igual de válido que el derecho a vivir.

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